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La Cooperativa comarcal Almendras Sierra del Segura, fundada en 1990 en Elche de la Sierra, viene advirtiendo desde hace meses a las autoridades regionales del grave daño que están causando la superpoblación de cabras, ciervos y jabalíes en los numerosos cultivos de almendros y oliveras de la comarca. Emilio Galdrán, gerente de la cooperativa, ha explicado para esta revista que algunas fincas han quedado totalmente destrozadas. Un problema que se inició el año pasado, pero que ha continuado esta temporada con virulencia.

La superpoblación de cabras, ciervos y jabalíes está causando mucho daño en almendros y oliveras de la comarca

Como cuenta Galdrán, “se inició una recogida de firmas y en sólo un mes ya había 1.000 apoyos”. Esas firmas y un escrito apoyado además por alcaldes y secretarios de los municipios de Ayna, Alcadozo, Bogarra, Elche de la Sierra, Liétor, Molinicos, Yeste, Letur, Nerpio, Férez y Socovos fue entregado en abril en la Consejería de Agricultura. Los cooperativistas comarcales se quejan amargamente que “las cabras, los ciervos, los jabalíes y en algunos casos, los muflones, están comiéndose los árboles, además al caérseles o crecerles los cuernos se rascan en los árboles más jóvenes pelando la corteza de los mismos por lo cual da lugar a que se sequen totalmente”. En diversas reuniones que se han mantenido con las autoridades regionales, se ha demandado “actuaciones y acciones necesarias para paliar los efectos que estas especies causan, donde muchas familias ven afectados sus ingresos, pues viven directamente de las plantaciones”. Además solicitan medidas efectivas, como “que se autorice la caza y control de los mismos en las zonas afectadas y si ese tremo no se pudiera llevar a cabo, que la administración indemnice a los propietarios”.

Hasta el momento, ninguna ayuda ha llegado y como informa el gerente de Almendras Sierra del Segura, una cooperativa que cuenta con 1.698 socios en la comarca, “ya se nos ha comunicado desde la Consejería que no habrá ayudas económicas”. Un problema para el que no se encuentra solución y que podría aumentar con el paso de los años si no se hace nada. Para mayor enredo, la falta de legislación en materia de caza origina un conflicto entre productores y agentes medioambientales, que tienen que limitarse a cumplir con la normativa en materia de protección de las especies. .El sentir de los cooperativistas les ha hecho incluso pensar en una manifestación ante la falta de soluciones para unos cultivos que cada año generan miles de toneladas y riqueza para la Sierra. La conciliación medioambiental y económica exigen un esfuerzo de las autoridades para evitar lo que está ocurriendo en los campos de la comarca. Agricultura y naturaleza no deben estar reñidas, la Sierra no puede ser aquella del siglo XIX, cuando los lobos tenían aterrorizados a los ganaderos en las aldeas.